2 de julio de 2014

AL MAESTRO, CON CARIÑO

El pasado 24 de junio la Escuela Profesional de Sociología de la Universidad Nacional de San Agustín celebró sus 51 años de creación institucional, pero dicha celebración se vio opacada por otro hecho importante, la celebración y homenaje a una de las personas (por no decir la persona) más importante de la Sociología en Arequipa. me refiero al homenaje, que con motivo de sus Bodas de Oro (50 años) de servicio a la docencia superior, se le hizo al Dr. Víctor Raúl Sacca Abusabal, maestro de maestros y formador de más de 50 promociones de sociólogos. Lamentablemente, en dicha reunión se anunció que el Dr. Sacca había pedido su pase al retiro, el mismo que se hizo efectivo el 1 de junio.

Conversaba con Julio Fuentes, docente y colega de sociología, acerca de algunos recuerdos del Dr. Sacca como docente y de su peculiar forma de ser "él es muy tímido, introvertido y muy cerrado con sus amistades", me decía Julio; y agregaba "por ejemplo, ¿con cuántos de los colegas tiene esa confianza casi familiar?, son contados: Marcos Obando, José Luis Ramos y tú". Yo soy consciente de la fuerte amistad que me une con el Dr. Sacca, sin embargo, recibir esa apreciación desde afuera es otra cosa. Varios recuerdos salieron de esa conversación y una pregunta me rondó la cabeza: ¿Por qué yo?, ¿qué había hecho para ganarme la amistad, confianza y afecto de una persona tan "cerrada, introvertida y tímida", más aún sabiendo que incluso algunos colegas y trabajadores de la universidad lo veían al Dr. con cierto temor?

Repasando algunos pasajes no tan alejados de mi vida, recuerdo el año 2006 (segundo año de sociología) esperamos atentamente a que el profesor del curso de Estructura Social llegue, entró un señor muy callado, demasiado serio y con una mirada penetrante; sin presentaciones (ya que su reputación lo precedía) empezó con la exposición de las "reglas de juego" del curso; en ese momento me preguntó (que estaba sentado en la primera carpeta, frente al pupitre del profesor): "¿cómo te llamas?", temeroso le respondí: "Mario", me dijo: "Toma esta ficha y escribe esto en la pizarra", abrió su maletín y sacó una cartuchera con plumones y mota; desde esa fecha seguí siendo la persona "encargada" de anotar todas sus fichas en la pizarra, ya que como él mismo una vez me comentó "tenía letra fea" y nadie le entendería si el escribe en la pizarra.

En el transcurso de ese año y en el desarrollo de esa asignatura, el Dr. Sacca mostró un gran conocimiento de los diversos temas que exponía, siempre con su puntero de metal, el mismo que usaba para golpear la carpeta de algún compañero para hacerlo reaccionar ante alguna pregunta, aunque muy pocas veces emitía una sonrisa. Desde ese momento hubo un aspecto que me llamó la atención, el Dr. Sacca nunca iba a ninguna reunión, ceremonia, almuerzo y/o sesión solemne, eventos que nunca faltan en la universidad. Yo preguntaba: "¿por qué el Dr. no viene?", los profesores respondían "A él no le gustan este tipo de reuniones". Creo que esta es una de las similitudes que tenemos: a ambos no nos gustan mucho las reuniones sociales.

Pero, con el transcurso de los años, me percaté de una cosa que tenemos en común: los libros. Recuerdo que cuando era jefe de la Oficina Universitaria de Personal, nos reuníamos en las mañanas, durante vacaciones en su oficina para intercambiar bibliografía: le traía libros y me prestaba los suyos; creo que nuestro amor por los libros fue otro de los síntomas de lo que años después sería una amistad sincera; más aún porque tuve el honor, de pocos, de visitar su casa.

Cuando pasé a cuarto año, el Dr. Sacca nos enseñó el curso de Sociología Política, este era su fuerte; su conocimiento enciclopédico de los clásicos como Aristóteles, Platón, Maquiavelo (su favorito) y Hobbes; su profundidad y rigurosidad académica por el poder político y sus compendios de lecturas selectas del tema fueron lo que me enamoró de la Ciencia Política y me hicieran decidir hacer mi posgrado en esa especialidad. Segundo síntoma de nuestra amistad: nuestro gusto por la ciencia política.

Cuando terminé mis estudios profesionales y egresé, el Dr. Sacca había sido elegido decano de la Facultad de Ciencias Histórico Sociales, por cuarta (y última) vez; sin embargo la amistad y el contacto se mantuvieron permanentemente y fueron bajo estas circunstancias que pude constatar la real dimensión de su amistad, confianza y afecto.

Amistad, confianza, afecto, gratitud, admiración, felicidad, tristeza; todos estos sentimientos se juntaron en mi corazón el 24 de junio cuando mientras Marcos Obando, secretario general de la universidad y colega sociólogo, leía la semblanza del Dr. Sacca que había preparado, un Dr. Sacca, como nunca nadie lo había visto, se quebró emocionalmente y lloraba sentado, mientras todos los presentes le rendían unos merecidos aplausos de pie; en ese momento la emoción me embargó y las lágrimas enjugaron mis ojos.

Tenía previsto escribir estas líneas el 1 de junio; sin embargo, por motivos de trabajo no tuve el tiempo necesario. Me disponía a revisar unas pruebas cuando mi celular suena, es el Dr. Sacca. una conversación larga, consejos van y vienen, termina con palabras del Dr.: "cualquier cosa estamos en contacto, lo que necesites me llamas, cuando quieras, estoy para ayudarte". Nunca me presentó como su alumno, sino como su discípulo; nunca se molestaba cuando no le decíamos Dr. y se nos salía el "profesor"; nunca dejó de ayudarme, darme consejos, corregirme, alzarme o bajarme, pero siempre con la paciencia de un padre, de hecho mi cercanía a él hizo que varios colegas me apodaran "Saquita", "el hijo de Sacca", paternidad académica de la cual me siento orgulloso.

Al escribir estas líneas, y por encargo del Jefe del Departamento Académico de Sociología, he asumido, con gran alegría y honor, el curso de Estructura Social, el mismo que hace 13 años el Dr. Sacca me enseñó, con la seguridad de que nadie podrá llenar el vacio que dejó en la escuela de Sociología y con el compromiso de no defraudarlo a él, a los alumnos ni a mi mismo.

Gracias, estimado y apreciado Víctor, gracias por toda una vida dedicada a la UNSA y a la Sociología; gracias por haber sido siempre fiel a tus principios e ideales; gracias por ser un ejemplo de ser humano digno; gracias por ser un gran maestro; pero sobre todo, gracias por ser un amigo de verdad.

No hay comentarios: