7 de marzo de 2014

HASTA PRONTO

Hace exactamente 10 años acababa de terminar mis estudios secundarios, sin haber logrado ingresar a la universidad y con el año 2004 prácticamente para dedicarme a prepararme para los exámenes de ingreso del 2005. Estaba sin hacer nada cuando un padre de familia del colegio donde estudié me propuso trabajar como auxiliar de educación en en nivel secundario, pensé "no tengo necesidad de trabajar", pero luego reflexioné sobre la oportunidad, no tanto económica (ya que me pagan 100 soles mensuales), sino sobre la experiencia que ganaría con ese primer trabajo. Por motivos personales, solo laboré en el colegio en ese cargo hasta julio del 2004, pero esos 5 meses fueron suficientes para darme cuenta de que era bueno en algo: enseñar.

Pasó algún tiempo y me dediqué a mis estudios universitarios en sociología, cuando un profesor de mi colegio me llamó para proponerme trabajar como profesor en un colegio que pensaba abrir, al no haber problemas con mis horarios universitarios, decidí aceptar el trabajo, el salario era mayor y por horas, a más horas que me daban, más ganaba. Acepté, a pesar de la negativa de mis padres (que pensaban que iba a perder tiempo o iba a bajar mis calificaciones), porque quise comprobar aquello que aún daba vueltas en mi cabeza: ¿soy bueno enseñando?

Fueron años de grandes satisfacciones personales y profesionales, en los que laboré en tres colegios; en el último de ellos no solo ejercí la docencia, sino que también ejercí mi profesión de sociólogo al elaborar los Planes de Desarrollo Institucional, Escuelas de Padres y "asesoría sociológica" a padres de familia y alumnos (puesto que se creó a mi sugerencia e iniciativa y que contó con el visto bueno del director y los promotores). Conversar con los padres, madres, estudiantes, jóvenes y señoritas me brindó una gran visión social y humanística acerca de la multicausalidad de los problemas sociales.

Enseñar en un colegio es muy distinto que enseñar en una universidad, y esa es la razón principal por la que me mantuve en este quehacer: en la universidad impartimos conocimientos, en los colegios formamos personas, seres humanos, los moldeamos de la forma como creemos debe ser la correcta; mucho más que enseñarles sobre ciudadanía, historia y familia me he preocupado por enseñarles a ser buenas personas, objetivo creo haber logrado.

Escribo estas líneas porque, al igual que les enseñé a mis alumnos de colegios, cuando uno crece surgen nuevas responsabilidades y nuevos retos que se deben cumplir; a estas alturas he asumido nuevos retos y nuevas responsabilidades que estoy seguro me harán madurar más y ser un mejor profesional; es por eso que he decidido darme un tiempo y dejar de enseñar en la educación básica regular y dedicarme al nivel superior. Han sido años muy gratificantes, personas extraordinarias y amistades sinceras que han marcado este tiempo, lo que hace aún más triste el decir adiós, espero que no lo sea, espero que más bien sea un hasta pronto. 

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