4 de octubre de 2013

DIEZ AÑOS DE DESCENTRALIZACIÓN EN EL PERÚ: BALANCES Y PERSPECTIVAS

El pasado martes se presentó en la V Feria Internacional del Libro (FIL) de Arequipa, a obra del abogado Ángel María Manrique Linares: "Cátedra Arequipa. Primera sesión: Diez años de descentralización en el Perú. Balances y perspectivas", en el auditorio Oswaldo Reynoso. En esta ocasión los comentarios estuvieron a cargo de José Lombardi, José Luis Vargas, Jorge Zegarra y mi persona. Al término de la presentación, el autor reafirmó su compromiso de seguir incentivando y organizando eventos académicos que tengan como producto la elaboración de material bibliográfico de calidad y con la rigurosidad académica del caso. Los dejo con algunas ideas que planteé en esa noche:

Buenas noches. El libro que hoy nos reúne esta noche lleva por título uno de los temas en gestión y administración pública muy manoseado y muy mentado desde hace algún tiempo: la descentralización. Si bien como lo menciona Ángel María en su introducción este no es un tema que nació del debate político contemporáneo, sino que tiene sus raíces en los orígenes propios de nuestra república, en los debates históricos como los desarrollados por José Carlos Mariátegui, Jorge Basadre, Pedro Planas, etc., quienes intentaron darle la justificación teórica e ideológica a este tema; sin embargo es a partir del año 2001, en el que retomamos los caminos de la democracia, que se inicia a reimplusar, como lo llama Henry Pease, este modelo de desarrollo tan ansiado, pero a la vez tan minimizado. 


El proceso de descentralización ha tomado diversos caminos, muchas veces no muy claros, y otras tergiversando totalmente su leiv motiv. En estos 10 años conviene preguntarnos, ¿qué hemos logrado? y ¿qué nos falta? 

Respecto a la primera pregunta no podemos ser mezquinos y estamos en la obligación, como académicos de reconocer los logros conseguidos a través del proceso de descentralización en esta última década y de esta forma reconocer a la descentralización en su carácter multidimensional: como lo señala Molina, la descentralización a nivel político ha permitido que contemos con autoridades políticas elegidas así como la incorporación de nuevos mecanismos de participación ciudadana y de rendición de cuentas (transparencia de la gestión pública); y también la descentralización de los recursos públicos, ya que hoy en día las municipalidades cuentan con más recursos para la ejecución de obras, como puntos más resaltantes, obviamente con las dificultades que un proceso nuevo tienden a generar. 

Por otro lado debemos hacer una análisis de lo que ha faltado o de los errores cometidos e estos diez primero años: en primer lugar, tenemos una organización territorial descentralizada que debió basarse en la conformación de regiones, bajo un criterio territorial, como lo señala Leyton, sin embargo tenemos regiones formadas sobre la base territorial de los departamentos, lo que no ha modificado en nada la distribución y descentralización territorial; en segundo lugar, si bien es cierto que ha existido cierta descentralización de los recursos públicos, ésta no es oportuna ni eficiente, teniendo que ver como los alcaldes hacen viajes, parecidos a romerías, hasta el Ministerio de Economía para poder solicitar la aprobación de sus proyectos de desarrollo; en ese sentido la centralización sigue siendo muy fuerte, no solo en este aspecto, sino también en la distribución de funciones administrativas. En este punto merece mención Bernardo Kliksberg, quien nos decía que uno de los grandes retos para lograr una verdadera descentralización es que el Estado central pierda el miedo a compartir el poder. 

Existe, por otro lado una ausencia en el libro, el aspecto cultural; son pocos los autores que han tomado este punto, y si lo ha hecho, fue de manera muy superficial. Este aspecto fue desarrollado por José Luis Vargas en un documento escrito hace algunos años, teniendo como estudio de caso el último proceso de referéndum para la conformación de las regiones. Uno de los últimos textos del libro, escrito por Raúl Jáuregui, trata este punto y, en base a los resultados de su investigación, podemos concluir que Arequipa sigue siendo una de las regiones más centralistas. Valga la pena preguntarnos, ¿es realmente la descentralización el único camino para lograr el tan ansiado desarrollo? o siguiendo a Jáuregui, ¿no se está sobre dimensionando la importancia de la descentralización? Temas para el debate futuro y necesario.

Quiero finalizar mi participación felicitando a Ángel María, ya que edita uno de los más recientes y mejore documentos que trata el tema de la descentralización que haya leído en los últimos años; en él podemos encontrar desde análisis teórico, histórico y empírico; también lo felicito porque intenta romper otro tipo de centralismo: el centralismo académico (monopolizado por Lima); no creo tener conocimiento de algún evento académico de importancia regional como Cátedra Arequipa, que poco a poco se va abriendo camino en este difícil mundo académico desde las provincias; Ángel pone en práctica el tema que le apasiona: descentralizar el conocimiento desde las regiones a todo el Perú. Gracias.

También los dejo con las palabras del autor, Ángel María Manrique Linares:

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