1 de octubre de 2010

CRISIS EN ECUADOR

El día de ayer nos sorprendió en horas de la tarde la trágica noticia de una intentona de golpe de Estado contra el presidente Rafael Correa en Ecuador, la misma que tenemos y debemos de  rechazar sea cual fuera nuestra posición política o si nos agrada o desagrada el gobierno de Correa.

No se puede tolerar en pleno siglo XXI la existencia de bravucones que por el simple hecho de detentar el uso "legitimo" de la violencia quieran derrocar a un gobierno legítimamente elegido, cuyo presidente es también el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y hacer caer el Estado de Derecho que en Latinoamérica aún no está debidamente consolidado.

Imágenes realmente sorprendentes de la golpiza propinada al presidente Correa, el cual se encontraba delicado de salud, y una bomba que prácticamente le explota en el rostro, nos hace preguntarnos ¿Qué está pasando en  Ecuador?, ¿Por qué los miembros de las fuerzas policiales actuaron de esa manera?. Según los especialistas, esta actitud se debe a un decreto legislativo por el cual se les recortan ciertos derechos a las fuerzas del orden. Ayer, el presidente Correa, luego de ser liberado dijo: "No han leído el decreto, no saben de que se trata", ¿les suena familiar? ¿Acaso no fue esa falta de información adecuada por parte del Estado lo que provocó el "Baguazo" en Perú? Estamos pues ante una total desarticulación del Estado y de la ciudadanía, lo que es caldo de cultivo para que violentistas opositores a los gobiernos democráticamente elegidos en nuestra región aprovechen para enarbolar movilizaciones seudo democráticas de lucha por los derechos ciudadanos, cuando lo que tratan es buscar una excusa para poder poner en marcha sus planes de ambición política que los logren llevar al poder.

Ante esta situación de crisis en Latinoaméríca, los presidentes de la región, se reunieron en Buenos Aires e invocaron el respeto a la Carta Democrática Interamericana, aprobada el 11 de setiembre del 2001, en sesión especial de la Asamblea de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Lima, Perú; la misma que proclama como objetivo principal el fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática, al establecer que la ruptura del orden democrático o su alteración, que afecte gravemente el orden democrático en un Estado miembro, constituye "un obstáculo insuperable" para la participación de su gobierno en las diversas instancias de la OEA.

La Carta Democrática Interamericana declara de manera sencilla y directa: "Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla". Es decir, la democracia es un derecho del que todos debemos gozar, sin ningún tipo de distinción y es responsabilidad del gobierno mantenerla y promoverla. El presidente Correa no ha hecho más que cumplir este pacto, incluso poniendo en riesgo su propia seguridad personal.

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