28 de septiembre de 2010

CAMPAÑA DE MIEDO

Es alentador que en el panorama político nacional haya surgido la candidatura de Susana Villarán, con atributos tan innegables como inéditos. Los medios de comunicación de buen talante resaltan con razón su autenticidad, sencillez y valentía para abordar asuntos que, en nuestro medio, en contraste con el mundo moderno, liberal, resultan todavía espinosos. Con total naturalidad se refiere al derecho de la mujer a decidir –dentro de los parámetros razonables– sobre su embarazo, a permitirles a los homosexuales la formalización de su relación sentimental, a revisar la racionalidad de la prohibición de las drogas blandas. Susana, que proviene de grupos católicos, plantea también la absoluta necesidad de una sociedad laica, en la que no se inmiscuyan, en lo que no compete a su fe, dignatarios de ninguna confesión. Y qué magnífica lección de madurez la que nos impartió Villarán cuando en una entrevista televisiva dijo que solo puede concebir una relación de pareja con un hombre íntegro y tierno. No requiere de nadie que la mantenga, puesto que tiene claro que el trabajo es un vehículo estupendo de realización personal. Todo lo dicho constituye una clara versión de progresismo, pero con rostro verdaderamente amable.

Es cierto que Susana no está sola. Está rodeada por personas no solo técnicamente calificadas, sino con convicciones como las de la candidata. Viene al caso destacar este hecho a propósito de la desesperada campaña desatada en su contra. Los portavoces no siempre obedecen a las mismas motivaciones. Están los astutos de siempre, que cuando perciben que pueden perder algo de poder invocan a los fantasmas archiconocidos: el mercado, los banqueros de Nueva York, etcétera, que nos castigarían anulando nuestra prosperidad. A este grupo le calza lo que en su día escribió Anatole France: “Queda prohibido a ricos y pobres dormir bajo los puentes”. Según aquellos personajes, los pobladores de los asentamientos humanos deberían temblar ante la amenaza de la pérdida de sus privilegios. Pero también están los que por vivir en un mundillo de suspicacias y conocer tan solo formas alevosas de política sintonizan con facilidad con los cuentos del lobo feroz escondido detrás de la bondadosa abuelita. Cucos tales como Patria Roja o Hugo Chávez aparecen en el firmamento para apoderarse de los temerosos, muchos de ellos bien intencionados.

Es preciso llamar la atención de lo nocivo que resulta orientar las campañas electorales hacia la vertiente del miedo, apelando a lo más ancestral de las personas. Los daños que se producen exceden ampliamente la afectación de una candidatura; aquellos sí nos llevan a todos a dormir bajo los puentes, puesto que retrocedemos a niveles primitivos de percepción de la realidad.

Por último no olvidemos que nadie es de una pieza, que ningún ser humano está libre de contradicciones. Susana representa esencialmente algo constructivo, pero también real, esto es, sujeta a tentaciones propias del poder. Si no fuera así, entonces sí habría que alarmarse.

Por:  Carolina Benavides Piaggio.

No hay comentarios: